Urge transformar el Micivi para evitar más crisis en el sistema logístico nacional, según especialistas

Los daños derivados del socavón registrado en la Autopista Palín-Escuintla; la parálisis diaria en la Ruta Nacional 14 y en la antigua ruta a Escuintla; el congestionamiento en el fondeo de barcos en la Empresa Portuaria Quetzal (EPQ), la incertidumbre por el futuro de la terminal de contenedores APM Terminals, y el anuncio de un largo proceso de alianza público-privada para el Aeropuerto Internacional La Aurora (AILA) enmarcan la situación actual de la logística terrestre, marítima y aérea de Guatemala. Aunque el invierno no ha entrado en una fase intensa y falta una segunda parte que es la más crítica por la formación de tormentas tropicales en el Atlántico, los atascos vehiculares en rutas comerciales de la Costa Sur duran hasta ocho horas por la alta circulación en el área de influencia de la Autopista Palín-Escuintla, lo que mantiene un impacto negativo tanto a nivel personal, como en la cadena productiva, distribución y consumo de bienes y servicios. En tanto, el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (MICIVI) aprobó continuar con el proceso de alianza público privado (APP) para la reconstrucción, rehabilitación y operación de la Autopista Escuintla-Puerto Quetzal (AEPQ), un mensaje que puede dar una relativa calma ante la coyuntura. Pero estos son solo dos temas. Una coincidencia de los especialistas es que se necesita una transformación en el Micivi, lo que les corresponderá a las actuales autoridades, así como retomar la planificación para evitar nuevas crisis para el aparato productivo. Prensa Libre consultó a Jorge Benavides, investigador asociado de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa), quien brinda una perspectiva sobre la infraestructura logística, la que a su criterio se debe abordar desde dos ramas: una es prever el funcionamiento en condiciones óptimas, por la condición de vulnerabilidad derivada de que los sistemas logísticos son radiales, lo que significa que va de un punto hacia otro, sin capacidad de redundancia. Ese primer punto conduce necesaria y estrictamente a la planificación de la capacidad de la red logística, lo que significa: “yo sé la capacidad vehicular que tienen los tramos carreteros, en qué momento se saturan y cuándo se les debe dar mantenimiento; igual pasa en el sistema portuario, porque se puede prever el aumento de la carga, movimiento de contenedores, alza de exportaciones e importaciones, puntos críticos y si es necesario ampliar o garantizar el mantenimiento para que funcione mejor”. A su juicio, Guatemala perdió la capacidad de planificar el servicio de la red logística desde hace ocho años y aunque hay planes maestros de inversiones, no se han traducido en la ejecución de recursos. (Prensa Libre 02.07.24)

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